No mejor manera de comenzar un nuevo día que con un buen, delicioso y suculento desayuno. Es bien dicho que la primera comida del día es el sustento para tener una jornada potente y duradera donde los desgastes del día a día sean mitigados. Por esta razón hoy vamos a hablar del desayuno americano, de qué está compuesto y cómo hacerlo.
Esta primera comida se basa en ingredientes provenientes de la dieta mediterránea, y es muy beneficioso para el cuerpo, sobre todo si se hace con alimentos que componen una dieta recomendada nutricionalmente. Un desayuno promedio, si hablamos de nutrientes, debe brindarle al cuerpo entre un 20 y 25% de las calorías para ayudarnos con la energía necesaria para el buen funcionamiento del organismo.
El origen del desayuno americano se basa en ser unos de los que poseen mayor contenido de alimentos muy ricos en proteínas y gracias, como por ejemplo el “bacon” o tocineta, los huevos, tostadas, corn flakes, panqueques, etc.
Los datos históricos revelan que el desayuno americano tiene sus inicios en 1906 con el estadounidense Will Leith Kellogg, fundador de la empresa Batlle Creek Toasted Corn Flake Company, nombre de donde nace uno de los alimentos que ha estado presentes por años en la cocina norteamericana el Cornflakes-cereal que hoy en día también producen otras marcas.
El desayuno americano incluye corn flakes, huevos revueltos, salchichas, bacon y papas. Estos elementos acompañados de café o leche ya componen la estructura básica del desayuno convencional americano. Otros alimentos incluidos en la dieta del desayuno americano son el yogurt y los jugos de frutas. Sin embargo si estamos en un periodo de dieta, no es conveniente abordar un desayuno americano porque el valor calórico que aporta es demasiado alto. Lo bueno del este desayuno es que es tan universal de armar que puede estar presente en la mesa de cualquier parte del planeta.