El croissant es el nombre original de aquel bollo de panadería que en países hispanohablantes llega a recibir denominaciones tales como cachito, cuernitos o medialunas, llegando a ser muy popular como un aperitivo común y corriente que puede presentarse tanto salado y dulce en base a distintos tipos de rellenos, lo cual da una muestra de su versatilidad, convirtiéndolo así en un favorito para todo tipo de personas. Es completamente reconocido por poseer una forma larga pero en donde ambas puntas poseen curvatura hacia adentro.
El croissant se realiza en base a masa de hojaldre, mantequilla y levadura, siendo lo principal para su preparación, luego de ello el relleno que puede presentar varía según los gustos de quien lo prepare, pudiendo encontrar de esta manera desde manjar blanco o crema pastelera hasta combinaciones de embutidos y quesos. El origen de su preparación se suele remontar a Austria, aunque debe notarse que la preparación de pastelillos con forma de media luna se remonta al Oriente Medio, en donde países como Turquía ya contaban con estos algunos de estas características.
Resulta muy común poder encontrarlos a la venta en cualquier panadería, convirtiéndose ya en un clásico de estos lugares debido a tanto su fácil preparación como también por el gusto que poseen entre el público.