Los transgénicos son aquellos alimentos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética, intercambiando genes con otras especies, es decir, alterando su ADN para conseguir ciertas ventajas y caraterísticas deseadas.
Existe un gran debate acerca de los transgénicos. Quienes apoyan a la agricultura sostenible indican que se trata de un problema desconocido para gran parte de la población, el cual puede acarrear consecuencias para la salud y para el medio ambiente.
Algunos efetos negativos potenciales de los transgénicos son el origen de nuevas enfermedades, la transferencia de la resistencia a antibióticos y alto nivel de residuos tóxicos.
Por su parte, quienes apoyan a los transgénicos, indican que se trata de un método de mejora de los productos clásicos. Además, los transgénicos son resistentes a las plagas de insectos, lo cual beneficia a los productores industriales pues hacen menor uso de insecticidas. Otros beneficios de los transgénicos es que son más nutritivos, más apetitosos y crecen más rápido.
Los transgénicos se dividen en dos grandes grupos: los resistentes al herbicida glifosato y los tolerantes a insectos.
Entre los alimentos transgénicos más populares encontramos al maíz, la soja, las frutas y las verduras.