Hoy en día ya no se requiere de la deshidratación de los alimentos para poder mantenerlos en buen estado ante la siempre presente posibilidad de descomposición, sobre todo si existe la posibilidad de poder refrigerarlo, lo cual es una alternativa mucho más sencilla que ni siquiera requiere que estemos estando pendientes de su estado. Es de esta manera que lo único que podríamos llegar a necesitar sea una refrigeradora, ello sin importar su tamaño, siendo así una herramienta que no debe faltar en el hogar de ninguna persona sobre todo si es que planea cocinar siempre en casa.
La refrigeración de los alimentos permite que no se presenten mayores cambios en estos mismos, encargándose de poder ralentizar su proceso de descomposición lo máximo posible gracias a la retraso de la degradación de sus componentes. Al momento de querer darle uso a los alimentos tan solo basta con dejarlos a temperatura ambiente para que vuelvan a recuperar su estado original.
Un ejemplo muy común de refrigeración que podemos encontrar día a día y del cual seguramente pocas veces nos ponemos a analizar debido a ser tan común se da en los supermercados, dentro de las secciones de verdulería y carne, donde hallamos los alimentos en vitrinas especiales, las cuales más que de exhibición son de refrigeración para que se mantengan en buen estado mientras estén a la venta.